La A.T.M. está integrada por dos maxilares, que
junto con los cóndilos, cavidades glenoideas y meniscos, dan pie a la única
articulación bilateral del organismo. Con su trabajo se consigue que todo el
organismo marche bien pues este movimiento masticatorio da una fuerza de
proyección a la circulación centrípeta (hacia la línea media), de manera que
la nariz recibe este beneficio, metaboliza bien y sus estructuras se
desarrollan armónicamente y, por ende, funcionan de forma óptima. Las
disfunciones de esta importantísima articulación producen tal cantidad de
desoxigenación en el organismo que es capaz de producir por si misma
enfermedades tan complicadas y variadas como: caries, piorrea, halitosis,
parálisis facial, asma bronquial, dolor de cabeza, trombosis, estado
comatoso, lupus eritematos, deficiencia de defensas o buco polisacáridos,
laberintitos, Meunier, tinitus, hipertensión arterial, epilepsia, glaucoma y
un largo etc., que sin duda alguna, nos induce a la contemplación para un
diagnóstico y tratamiento reposicionador mandibular.
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